Di yo soy tu - Rumi-
viernes, 22 de enero de 2010
Pureza de Corazón
Se trataba de dos ermitaños que vivían en un islote cada uno de ellos. El ermitaño joven se había hecho muy célebre y gozaba de gran reputación, en tanto que el anciano era un desconocido. Un día, el anciano tomó una barca y se desplazó hasta el islote del afamado ermitaño. Le rindió honores y le pidió instrucción espiritual. El joven le entregó un mantra y le facilitó las instrucciones necesarias para la repetición del mismo. Agradecido, el anciano volvió a tomar la barca para dirigirse a su islote, mientras su compañero de búsqueda se sentía muy orgulloso por haber sido reclamado espiritualmente. El anciano se sentía muy feliz con el mantra.
Era una persona sencilla y de corazón puro. Toda su vida no había hecho otra cosa que ser un hombre de buenos sentimientos y ahora, ya en su ancianidad, quería hacer alguna práctica metódica.
Estaba el joven ermitaño leyendo las escrituras, cuando, a las pocas horas de marcharse, el anciano regresó. Estaba compungido, y dijo:
Venerable asceta, resulta que he olvidado las palabras exactas del mantra. Siento ser un pobre ignorante. ¿Puedes indicármelo otra vez?
El joven miró al anciano con condescendencia y le repitió el mantra.
Lleno de orgullo, se dijo interiormente: “Poco podrá este pobre hombre avanzar por la senda hacia la Realidad si ni siquiera es capaz de retener un mantra”. Pero su sorpresa fue extraordinaria cuando de repente vio que el anciano partía hacia su islote caminando sobre las aguas.
El Maestro dice: No hay mayor logro que la pureza de corazón. ¿Qué no puede obtenerse con un corazón limpio?
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7 comentarios:
Cómo se inmiscuye el ego y nos hace soberbios y arrogantes
reconozcamos en el ser más humilde al más grande maestro
Gracias por tu reflexión, feliz noche querida amiga
"No prejuzgar" sería otra reflexión y así atemperar nuestro ego.
Excelente!!!
Un cariño.
Precioso el cuento y la enseñanza que nos trae. Me ha encantado. Ayyy los prejuicios que malos son !!!
Un beso amiga.
Muy interesante. Me encantan estas leyendas.
Un saludo
Jesús Domínguez
Llevo días sin saber de ti. Vengo a dejarte un besito.
Acabo de aterrizar por aquí, por eso, aunque tarde, te dejo mi comentario sobre este cuento sufí tan lindo y lleno de recordatorio sobre la humildad y la observación que del ego hemos de hacer, para que no se nos dispare.
Gracias por recordárnoslo!
Si deseas pasar a visitarme
http://espirituavalon.blogspot.com/
Un abrazo!
Queridos amig@s gracias por pasarse y dejar vuestros comentarios que me enseñan siempre.
Como dice el maestro, sin ego eres el que jamás has dejado de ser.
Un abrazo
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