Di yo soy tu - Rumi-

sábado, 27 de octubre de 2012

La Danza del Vacío - Adyashanti


La Danza del Vacío - Adyashanti

Lo importante es desvestirse y descubrir qué es lo innecesario, lo que nos sobra.

Como árbol en invierno descubrir qué somos sin las hojas, sin las ideas, conceptos, apegos y condicionantes que forman nuestra identidad.

Desnudándonos llegamos a la raíz, hasta el núcleo esencial de nuestro ser.

Cuando regreses al núcleo, a la raíz de tu ser y veas a través de todo lo que crees ser, tus identidades más sagradas podrán caerse.

Cuando descubrimos que podemos arreglárnoslas sin ellas, surge una belleza enorme.

El regalo más hermoso de este invierno es indescriptible mediante palabras, sólo podemos vivirlo.

El invierno te suplica que te dejes llevar y, después, no espera que hagas nada al respecto.

Date la oportunidad de regresar natural y espontáneamente a la raíz de tu existencia.

Regresa a lo indefinible.

Cuando llegas al núcleo que surge cuando te deshaces de todo lo demás, te rompes de forma natural.

Ese núcleo alberga un corazón espiritual.

No sólo descubres el vacío de la mente radiante, sino también el esplendor y la calidez del corazón espiritual.

Cuando descanses de verdad, sentirás la mente radiantemente vacía, no en forma de pensamiento, sino en forma de tu propio vacío radiante, de tu nada y de la nada de los demás.

También experimentarás la plenitud radiante del corazón y te darás cuenta de que el vacío no es un vacío soso, sino que está lleno de corazón.

Cuando se ilumine, verás que también contiene el corazón compasivo.

La calidez de tu corazón espiritual cobrará vida.

lunes, 22 de octubre de 2012

Un cuento occidental


Había una vez una mujer muy piadosa que sin falta acudía todas las mañanas a rezar a la capilla de su barrio. Día tras día, lloviese o hiciese sol, estuviera sana o enferma, pasase lo que pasase, como un reloj, a las siete en punto de la mañana era la primera persona en llegar a la capilla, empujar la puerta y entrar a rezar.


Una mañana despertó sobresaltada. ¡Se había dormido! ¡Eran las siete menos diez y no llegaría a horario a su cita diaria! A toda carrera se levantó, se peinó a las apuradas y se vistió como pudo. Con la ropa medio arrugada y los cabellos medio desordenados salió velozmente de su casa y enfiló rumbo a la capilla. Apenas hubo salido, casi tropieza con un viejito que venía apenas en una bicicleta, y al cruzarse con ella perdió el control del vehículo y cayó de boca al suelo. Lamentablemente la mujer iba muy apurada como para detenerse, así que apenas logró esbozar una disculpa y continuar en su carrera.


Una cuadra después se le cruzó una mujer que le pidió una ayuda para poder pagar una consulta en el hospital. "Perdone, estoy apurada" alcanzó a decir sin detenerse y continuó su veloz marcha. Apenas hubo logrado zafarse de la mujer se le cruzó un niñito que le pidió un poco de pan. "Disculpa, hijito, pero tengo una cita con Dios y no puedo llegar tarde. Otra vez será", y siguió su interrumpido camino.


Cuando por fin llegó a la capilla miró de reojo el reloj. ¡Eran las siete en punto! ¡¡Lo había logrado!! Embargada por la emoción de no haber fallado a su cita empujó como de costumbre la puerta de la capilla, pero... no se abrió. Volvió a empujar con más fuerza, y nada. ¡Qué extraño! Jamás en los doce años que llevaba con su diaria rutina, había encontrado la puerta cerrada. De pronto notó que había una nota clavada con una chinche en la puerta de la capilla. Desconcertada, la desclavó y la leyó. La nota, garrapateada como con apuro, decía:


"Perdón por no estar aquí. Esta mañana tuve un accidente en la bicicleta, y encima, después no pude conseguir plata para ir al hospital, ni un poco de pan para desayunar, así que es probable que llegue un poco tarde. Firma: Dios".

De la web

miércoles, 17 de octubre de 2012

Samadhi



El viento paró. Las aves callaron respetuosas. El cielo entero pareció detenerse a escuchar mientras dentro del alma del santo ermitaño una voz silenciosa parecía elevarlo a otros mundos: Sólo cuando el Alma habla las palabras viven. Sólo cuando el corazón es libre puede el amor ser expresado. Sólo cuando el oído escucha, el verbo actúa. Sólo si los ojos son puestos en la luz pueden los pasos ser dirigidos correctamente. Sólo si el pensamiento calla, el Maestro habla. Sólo en la ausencia de deseos puede la paz florecer. Sólo cuando los ídolos caen puede ser encendida la antorcha de la libertad. Sólo trascendiendo la pequeñez del ser se llega al santuario interior. Sólo en la ausencia de la personalidad, Dios revela su plan. Sólo disolviendo la ilusión del tiempo y el espacio se comprende al espíritu...


... Las horas pasaron y el sol brilló nuevamente en el horizonte. Y el santo anciano se sumergió en el Samadhi para despertar en los reinos de Dios.

La Conversión Y vio un destello repentino que alumbró la noche oscura que lo envolvía y sus ojos no volvieron a mirar como antes. Vio el dolor de los enfermos y supo que necesitaban amor. Que muchas de sus enfermedades eran producto de la falta de amor. Vio al rostro de los delincuentes y supo que en sus actos estaban pidiendo amor porque buscaban protestar por la soledad y la incomprensión que sentían. Vio la angustia de los hambrientos y percibió la falta de amor. Vio la cara de los malvados y crueles y comprendió la soledad y el temor que rodeaban sus corazones y entendió su imperiosa necesidad de amor. Vio los ríos contaminados, las tierras resecas, los valles desiertos y supo que el mundo necesitaba amor.


Y entonces pensó: "HOY CANTARÉ AL AMOR, Y MI VIDA SERÁ UN ETERNO ARPEGIO DE AMOR".

De la Web

domingo, 14 de octubre de 2012



‘A los niños y a los pobres, a todos los que sufren y están solos, bríndales siempre una sonrisa alegre. No les brindes sólo tus cuidados, bríndales también tu corazón. Teresa de Calcuta

Un corazón lleno de amor siempre puede ser un arco iris en las nubes grises de alguien.

Un abrazo