Era un discípulo honesto y de buen corazón, pero todavía su mente era un juego de luces y sombras y no había recobrado la comprensión amplia y conciliadora de una mente sin trabas. Como su motivación era sincera, estudiaba sin cesar y comparaba credos, filosofías y doctrinas. Realmente llegó a estar muy desconcertado al comprobar la proliferación de tantas enseñanzas y vías espirituales.
Así, cuando tuvo ocasión de entrevistarse con su instructor espiritual, dijo: - Estoy confundido. ¿Acaso no existen demasiadas religiones, demasiadas sendas místicas, demasiadas doctrinas si la verdad es una? Y el maestro repuso con firmeza:
- ¡Qué dices, insensato! Cada hombre es una enseñanza, una doctrina. Aunque haya muchas vías, en última instancia sigue tu propia senda interior.
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Una muñeca de sal recorrió miles de kilómetros de tierra firme, hasta que, por fin, llegó al mar.
Quedó fascinada por aquella móvil y extraña masa, totalmente distinta de cuanto había visto hasta entonces.
- ¿Quién eres tú? - le preguntó al mar la muñeca de sal.
Con una sonrisa, el mar le respondió:
- Entra y compruébalo tú misma.Y la muñeca se metió en el mar. Pero, a medida que se adentraba en él, iba disolviéndose, hasta que apenas quedó nada de ella. Antes de que se disolviera el último pedazo, la muñeca exclamó asombrada:
- ¡Ahora ya sé quién soy!.
4 comentarios:
Querida Azul
Es muy agradable empezar el día leyendo tus cuentos Sufies, el día q. dejes de hacerlo los echaré en falta
he sido y soy todavía como ese discípulo recorriendo, buscando hasta darme cuenta de que al final es seguir tu propia senda interior.
maravilloso el 2º cuento, ! Ahora ya sé quien soy! aún no he encontrado esa respuesta
Feliz dia lleno de buenos momentos
Querida Azul.
Magnificas las enseñanzas sufís.
Coincido con Arianna, el segundo es Genial!!
Namasté.
Buenos días queridos amigos Arianna y Sankaradas
Concuerdo con los dos, el segundo es Genial!...
Hace apenas un rato estaba en la puerta de casa mirando como se iba mi hijo a su trabajo, cuando dobló la esquina quedé ahi ensimismada escuchando el trinar los pajaritos que están en la morera... y de pronto escuho mi propia voz, que no viene como expresión del pensamiento... sino desde muy dentro... me escucho diciendo "quiero ir a casa"... Me siento algo extraña... no es temor... no sé definirlo ahora...
Ya debo ir para la oficina, les deseo un día con muchos momentos felices.
Gracias por estar. Un abrazo.
Namasté
Me encantan estas historias sufíes que nos enseñan tanto !!!!
Gracias por compartirlas.
Un beso.
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